Un Gobierno derrotado por la inflación y millones de pobres

Gobierno pobreza

Día a día, mes tras mes, la carestía de la vida en España hace cada vez más difícil la supervivencia de miles y miles de ciudadanos y sus familias. La clase media agoniza entre las burbujas etílicas de un Gobierno que sólo abre la boca en esta materia para negar la evidencia y echar la culpa de una situación insostenible al resto del mundo, a Putin, al PP y, si se tercia, a los propios ciudadanos, de que la cesta de la compra se ha hecho imposible.
A lo sumo, negar los propios datos que ofrece su propia Administración, como recordó con exactitud y precisión el jefe de la oposición en el reciente debate parlamentario. Se ponga como quiera Calviño, el alza de los precios alcanza cotas que hacen temblar a millones de hogares. Ya ni se lo toman en serio, ni siquiera parece importarles. Están en lo suyo, en el poder, en el mantenimiento de las mamandurrias y subiéndose sueldos, complementos por productividad (sic) y gastos de representación.

El reciente Informe de ESADE, firmados por economistas y sociólogos expertos en la materia y no sospechosos de ser de la derechona, pone blanco sobre negro una realidad terrible: aumenta la pobreza infantil en España de forma alarmante. Cuando Sánchez llegó a la presidencia, a través de aquella autopista que le puso en forma de sentencia judicial el reconocido como Ricardo de Prada, dijo aquello que intentaría pasar a la historia como el presidente que acabó con la pobreza infantil en España. Más de un lustro después ya sabemos el resultado.

La degradación económica de la población española se puede describir a las puertas de cualquier supermercado, tienda o mercado del país. Es la mejor encuesta que pueda realizarse más allá de los sesudos estudios macroeconómicos ad hoc que el Gobierno suele encargar entre sus empleados.

Lo más grave del tema es que el Ejecutivo de Sánchez vive feliz en medio del detritus de sus gobernados. Lo más notable de su acción siempre tiene que ver con los impuestos asfixiantes, principalmente, entre aquellos que cobran una nómina. Lo esencial para Sánchez y sus cuates son ellos mismos y su nivel de vida. Para más de diez millones de familias españolas la principal preocupación cuando se levantan cada mañana es cómo sobrevivirán hasta el final de la jornada.

Animo al lector a que acuda a la cola del hambre más cercana. Con esa visión matutina o nocturna no haría falta este post.

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